Trabajar en una empresa familiar es un privilegio, sí. Pero no es oro todo lo que reluce.
Desde fuera, parece fácil.
✅ Oportunidades garantizadas.
✅ Un camino sin obstáculos.
Pero la realidad es otra.
❌ En una empresa familiar, la exigencia es el doble.
❌ Tienes que demostrar que no estás ahí por herencia, sino por mérito.
No hay margen para la comodidad.
Comencé en MYPA, cuando todavía era Moldes y Plasticos Aragon S.L., trabajando los veranos en la planta de inyección. Máquinas, producción, ritmo intenso. No había atajos. Solo trabajo. Cuando terminé la carrera, entré en el área de calidad para cubrir una sustitución. Pero ese verano, todo cambió, Nuestro mayor cliente nos dejó y decidió llevarse la producción al extranjero.
Le salía más barato.
Y ahí nos enfrentamos a una elección: Resignarnos o actuar. Elegimos la segunda opción. Pasé ocho años viajando muchísimo al extranjero.
- Nuevo idioma.
- Nueva cultura.
- Nuevos mercados.
- Nuevas formas de trabajar.
- Nuevas oportunidades.

Esta imagen es especial para mí.
Hace más de 10 años, el Heraldo de Aragón publicó un artículo sobre mi experiencia como expatriado. La etapa en la que aprendí que fabricar moldes, inyectar plástico, mecanizar piezas y aplicar acabados estéticos personalizados no solo requiere técnica, requiere visión. Fue un reto, pero también la clave para evolucionar tanto personal como profesionalmente.
Hoy, GEMYPA es más que una empresa con historia. Es una empresa con visión de futuro. Porque en un negocio familiar, el legado no se protege quedándose quieto. Se protege adaptándose, aprendiendo, creciendo, cambiando. Por eso nuestro lema es “Siempre hacia delante”.
