En plena escala, camino a China, Germán recibió una llamada y decidió regresar a Zaragoza.
Era 2018 y nuestro mayor cliente nos acababa de comunicar que cerraría su planta en España. Por lo que Germán decidió que debía estar en casa. No podía permitir que nuestro equipo se enterara por terceros. Aquella noticia fue un golpe, pero también el comienzo de una etapa clave para nosotros.
- La asumimos
- La aceptamos
- Y empezamos a trazar un plan.
Sabíamos que iba a ser difícil. No solo por el impacto económico (casi el 50% de nuestra facturación dependía de esa planta). También por lo que suponía para las personas que formaban parte de Grupo Empresarial MYPA. Tuvimos que reorganizar el equipo con mucho cuidado.
Por suerte; una jubilación clave llegó en el momento justo y algunas salidas voluntarias ayudaron a aligerar la estructura. Pero aun así, hubo decisiones difíciles e incómodas. Más allá de los ajustes, tocaba reinventarse.
- Poner el foco en la diversificación.
- Reducir la dependencia.
- Abrir nuevas líneas de negocio: sectores, clientes…
Nuestra prioridad era mantener los puestos de trabajo. Y en una empresa familiar, eso importa. No fue fácil.
Pero lo conseguimos.
Siete años después, podemos decir con orgullo que lo superamos. Estamos por encima de los niveles de facturación de aquel entonces. Y lo hemos hecho con esfuerzo, compromiso y visión. Porque, aunque la palabra “resiliencia” se ha puesto de moda, nosotros la llevamos practicando desde hace años.
Y sí, como dice nuestro lema: Siempre hacia delante.